jueves, 24 de enero de 2008

martes, 22 de enero de 2008

Apuntes de sociología

Control Voluntario
Apunte N° 1
Marzo, sept. 2004,
abril y sept 2005.
Oct 2006.

Para comprender la sociología
2007

Tomado y facilitado de: V. NAZAR: "Siete ideas
para entender la sociedad"
22/11/97


El propósito de este apunte es invitar al lector a avanzar en el conocimiento de una de las principales perspectivas en el estudio de la realidad social: la sociología. De partida es conveniente tener en cuenta el contexto histórico y teórico en que se desarrolla la disciplina que se intenta conocer.


El contexto histórico

Desde el comienzo de la civilización el hombre ha pensado y escrito sobre su sociedad. Sin embargo, el nombre de sociología, junto con la mayoría de las disciplinas de carácter científico, surge a fines del siglo XIX y comienzos del XX. En parte fue una respuesta a los desafíos y problemas que presentó la descomposición de la sociedad feudal y el tránsito a la sociedad de mercado e industrial. Puede ser vista también como un resultado de complejos procesos económicos, políticos y sociales que se registran en Europa. La Revolución francesa y la Ilustración o Siglo de Las Luces, son hitos importantes de este proceso de modernización (racionalización y secularización según nos enseño Weber) que dio origen a las ciencias naturales y sociales. También a la organización de las distintas profesiones en la forma que hoy las conocemos. (Ver F. Lolas, en Separata Nº 1,"Certezas silvestres..." p. 9. Además: "Informe Segundo Semestre 2005", primera fuente del Programa, p. 1)

Las ciencias sociales aparecen así como resultado de la modernidad en la sociedad occidental. La caída del muro de Berlín, en el año 1989, para muchos analistas es un hito que marca el fin de esta modernidad y de la mayoría de las grandes ideologías vigentes en el siglo XX. Lo ven también como el término de una época y el comienzo de otra, que Jean François Lyotard llamó “posmoderna”, posición que cada día aparece más dudosa y está encontrando contradictores. Un autor cree más propio hablar de hiper modernidad o modernidad de segundo género y nombres similares.



La lucha por imponer o impugnar las teorías de Marx – contienda que por más de un siglo polarizó el debate político y cultural de occidente – de ser el tema central, casi único, pasó a un silencio y a un vacío expectante. Sin embargo, pueden haber sorpresas a este respecto.

Ahora bien, en la perspectiva actual, y desde fines del siglo XX, los cambios en la sociedad, y en los modos de conocer, han producido una crisis en todas las disciplinas sociales, de la cual no escapa la sociología. El problema para nosotros, como país latinoamericano, además de la pos o hiper modernidad, importada desde otras "culturas", radica en que se vive una intrincada mezcla de contradicciones. Por ejemplo, nuestra cultura vernacular e hispánica, con un pasado tradicionalista y autoritario, se combina mal con una democracia que tiene resabios de una modernidad al estilo del siglo XIX y XX. Vivimos contradicciones que constituyen un desafío de proporciones para nuestros políticos e intelectuales.

En el caso de la sociología se reconoce a Saint Simon (1760-1825), Augusto Comte (1798-1857), Emilio Durkheim (1858-1917), Herbert Spencer (1820-1903) y Max Weber (1864-1920), como fundadores de la disciplina. Todos europeos, hay que hacer la salvedad (véase Apuntes N° 2.5) que teóricos importantes, como el historiador inglés Arnold Toynbee (1889-1975); consideran que Ibn Khaldum (1332-1406), un mogrebino del siglo XIV, es el más grande sociólogo que ha existido. Tal vez ya, en pocos años más, habrá que incorporar pensadores de otras culturas, Lou Marinoff ha sugerido el ABC, Aristóteles, Buda y Confucio.

Resulta anecdótico, pero el nombre de sociología se lo puso Augusto Comte, solamente porque un poco antes el estadístico belga Adolphe Quételet tituló un libro suyo "física social". Comte consideraba ese nombre adecuado para el estudio científico de los fenómenos sociales, pero inventó otro combinando latín (socio, socius) y griego (logos).

Por su parte Albert Salomon, en un libro de su autoría, dice que “Max Weber se convirtió en sociólogo a través de un largo e intenso debate con el fantasma de Marx”. En efecto, se ha afirmado que muchos autores, principalmente Weber y Durkheim, derivaron en sociólogos a través del estudio y crítica de los filósofos del Siglo de las Luces y, posteriormente, de Hegel y Marx. El mismo Parsons escribió: “Por mucho que mi propio enfoque puede diferir del marxista, debe reconocerse a este último que se relaciona con aspectos fundamentales y generalizados de la sociedad occidental”.[1] Con gran penetración teórica Carlos Marx comprendió el funcionamiento y cambio de las estructuras sociales, su perspectiva era crítica, no se interesaba por la sociedad, como lo haría un científico social actual, sino que su compromiso estaba por el cambio de las estructuras sociales que consideraba injustas; aunque ideológicamente estaban muy justificadas en esa sociedad; por tanto, constituyó su objeto de estudio históricamente: “el capitalismo”. Su finalidad era la lucha política inmediata en esa sociedad y época. Por lo tanto, con objetivos, más políticos que académicos, el marxismo nació en dura disputa con el capitalismo salvaje del siglo diecinueve. Estas circunstancias explican algunas de las características y defectos académicos de sus teorías.



Ahora bien, en términos específicos se reconoce que las ciencias sociales se sustentan en las obras de los grandes de la modernidad que, en los dos últimos siglos, fundaron y desarrollaron las ciencias sociales. En este apunte interesan principalmente Max Weber, Talcott Parsons, Peter Berger y Alain Touraine.

Construcción de un contexto teórico

a) la sociología como disciplina científica

Un contexto histórico ayuda a aclarar muchas cosas. La sociología es disciplina de una tradición científica paralela a otra más antigua de trabajo humanístico. En la primera, la sociología como ciencia, se ha efectuado desarrollos teóricos, junto a valiosos métodos y una acumulación de datos empíricos, que han sido producidos en casi un siglo de investigaciones. Ahora bien, por las características de nuestro medio intelectual, donde los estudios rigurosos y con datos son escasos, en este artículo interesa destacar muy fuertemente el énfasis de las ciencias en la investigación experimental. Es imperativo validar empíricamente el pensamiento especulativo al contrastarlo con la realidad, como es habitual en todas las disciplinas científicas. Si no hay trabajo experimental, o al menos estudios con datos empíricos, no hay ciencia. La investigación de lo que acontece en la sociedad es habitual en otros países.

Ahora bien, para hacer posible la investigación empírica (o experimental) en asuntos tan cambiantes como los sociales, como ya se ha dicho, en esta disciplina se han elaborado una serie de métodos y técnicas de investigación, tanto cualitativa como cuantitativa. El desarrollo metodológico es comparable con los de la economía y la antropología social. Por último, se insistirá en que la corriente científica de la sociología también sustenta los valores y normas que son comunes en las ciencias naturales. Vale decir, participa también de la “cultura científica".

b) la sociología como disciplina humanística

Al lado de la tradición científica - y a veces, en contra de ella - se ha forjado también una tradición de trabajo humanístico o de humanidades. De partida, conviene diferenciar las disciplinas humanísticas del humanismo. Esta última es una doctrina, más propiamente, una ideología.


Por humanístico o humanidades, se entiende lo mismo que en la educación secundaria. En cambio, humanismo - según vemos en el diccionario – es una perspectiva cuyo principio central es la preocupación por el hombre y no por Dios o la naturaleza. Por ejemplo, la sociología humanista toma como su centro de interés el género humano. La no humanista, la estructura social.


Se trata de una perspectiva que acerca la sociología a otras disciplinas que comparten el interés por conocer la condición humana. “Precisamente porque la dimensión social es tan crucial en la existencia del hombre, la sociología vuelve una y otra vez a la cuestión fundamental de lo que significa ser hombre y de lo que quiere decir serlo en una situación particular”. (PETER BERGER, “Invitación a la sociología”, Limusa, 1984. p. 224).

Dos palabras sobre el hombre y su situación particular. Aristóteles definió al hombre como: zoon politikon". Vale decir, un animal social, o lo que es lo mismo, un animal político, que se preocupa por el bien de la polis, que equivale a decir el "bien común". Una excelente discusión sobre el tema del profesor de esta Facultad ME ORELLANA BENADO se encuentra en “Humor y pluralismo o la victoria más humana”.

Casi como una digresión, se dirá que la frase una “situación particular”, que viene en la cita de Peter Berger mencionada en párrafo anterior, tiene un especial interés. En efecto, la conducta humana varía bastante por razones sociales, aunque no siempre se reconoce en la práctica diaria. El trabajo de los psicólogos nos ha enseñado muy bien que, por las diferencias individuales, los mismos roles son desempeñados en forma distinta por cada sujeto. Sin embargo, la influencia de las situaciones sociales es innegable. Veamos un par de ejemplos muy comunes.

Los comportamientos difieren en forma impresionante según las situaciones concretas y la cultura en que se desarrolla la acción. Es distinto ser esposa en la cultura occidental que una de las esposas en alguna cultura oriental tradicional. Se segregan también por sexo y edad: hombres y mujeres, niños, adultos y ancianos, tienen notables diferencias de apreciación y de actuación. Ocurre algo similar por estrato social, así son notorias las diferencias entre los sujetos con un ingreso bajo, cercano al salario mínimo, con los de ingreso alto o muy alto. Los lugares de residencia, es bien distinto vivir y trabajar en vecindarios como el de las comunas de La Dehesa, Providencia, Recoleta, La Pincoya, Toconao, Los Lirios, Curanipe, Chonchi o Puerto Williams.

Influyen los tipos de ocupación. Los pescadores artesanales tienen intereses y valores distintos de los pescadores industriales; son diferentes agricultores, militares, mineros, artistas, profesores, contadores, médicos, abogados y notarios.

La participación en sistemas sociales determina en gran medida el comportamiento de los individuos. Este último difiere según las instituciones a que pertenezca y los roles que desempeñe. Un mismo individuo se comporta diferente en la familia, la escuela, el trabajo, la iglesia, el ejército, el partido político, el club deportivo y así sucesivamente. También hacen diferencia los estatus y roles, no es lo mismo ir a la cárcel como detenido, reo rematado, gendarme, funcionario, abogado, proveedor o visita. Es distinto asistir a clases como profesor, alumno o invitado. Muchas veces la conducta varía más por razones sociales que de personalidad.

Una mujer chilena, católica, joven, abogada tendrá similitudes y diferencias con otra mujer joven profesora de educación física, que no se explican por la biología ni por la personalidad. Lo mismo ocurre entre un hombre, analfabeto, anciano, pobre, hindú, campesino y las mujeres recién citadas.

En suma, como contexto histórico y teórico, en primer término se ha hecho una mención muy breve al nacimiento y desarrollo de la sociología como disciplina académica o profesional. En segundo término, se ha destacado que es una disciplina con una tradición científica y una humanística, más una cierta sensibilidad para enfocar la realidad social.

A propósito de una afirmación de Peter Berger se ha recordado la definición de hombre de Aristóteles y se han desarrollado ejemplos cotidianos sobre la importancia de situaciones sociales, donde tienen aplicación los conceptos sociológicos de institución, estatus y role. A continuación, se formula y contesta un par de preguntas.


¿Cuándo una explicación se puede considerar sociológica?

“…lo científico es aquello aceptado
por la comunidad de los científicos”.
Lakato, Fayerband

Se considera que una explicación o hipótesis pertenecen a una determinada disciplina cuando se emplean conceptos que, por demarcación histórica, los especialistas estiman que caen dentro del campo de esa particular disciplina o profesión. Vale decir, una afirmación, hipótesis o concepto, se puede considerar sociológico si se trabaja con perspectivas, conceptos y métodos pertenecientes, por convención, a un saber especializado que – desde Augusto Comte – se ha llamado sociología. Se volverá sobre este asunto al tratar las definiciones de Max Weber (1864-
1920).

La sociología desde sus inicios ha hecho un ejercicio de reflexión acerca de su práctica, su esfera de competencia, sus métodos y técnicas. Han sido esfuerzos por definir su identidad y demarcar su espacio frente a otras disciplinas conexas como la antropología social, la historia, la ciencia política, la economía o la demografía. Estos afanes académicos, propios de la mitad del siglo XIX y gran parte del siglo XX, han ocupado mucho espacio y esfuerzos, tanto es así que se puede aplicar también lo que un crítico poco amable dijo de la antropología: mucho método y poco contenido. Cabe insistir que a estas alturas del desarrollo de la cultura, incluidas las ciencias y las profesiones, ya no tiene demasiado sentido marcar en forma rígida y excluyente los límites de las disciplinas, incluso en profesiones tan formalizadas como medicina o derecho. Muchos muros han caído, incluso muros interiores.

El énfasis actual está en el trabajo interdisciplinario. Como ejemplo se mencionará que en un libro editado recientemente se registra una bibliografía de 250 títulos y éstos comprenden a lo menos siete campos disciplinarios hasta un par de décadas, bien diferenciados: ciencia política, filosofía, historia, sociología, economía, desarrollo económico, relaciones internacionales y otros.[2] A pesar de lo recién dicho, la tarea de delimitar el objeto de estudio, que se intenta a continuación, se justifica solamente porque persigue finalidades pedagógicas: ayuda a entender en que consiste esta disciplina.

¿Qué estudia la sociología?

Sí a primera vista la respuesta parece ser la sociedad, cabe preguntarse ¿qué estudia la economía o la historia? ¿La ciencia política, la antropología social o la demografía? Es muy claro el hecho de que diversas disciplinas estudian la misma realidad, aunque sus objetivos, enfoques, conceptos y métodos sean distintos. La respuesta a la pregunta inicial, requiere mayor precisión y especificidad y hay que darse un tiempo para pensar una respuesta.



Sociedad, más que un concepto de las ciencias sociales puede considerarse una palabra del lenguaje corriente que designa una clase amplia de fenómenos. No es de extrañar el grado de generalidad y ambigüedad del término, por cuanto se refiere a una idea compleja y objeto de estudio de varias disciplinas. En la perspectiva del lenguaje cotidiano y del sentido común la sociedad puede concebirse como una jerarquía de sistemas, conjuntos de elementos y procesos profundamente relacionados y en constante transformación. Siempre se trata con sistemas complejos e inestables con alta tasa de cambios.[3] (Ver apuntes: "Teoría general de sistemas".)

Interesa aclarar que, en ningún caso, la palabra sociedad se refiere a un conjunto de personas, como lo dicen algunos diccionarios en lengua castellana, que se han mantenido psicologístas, con poca relación con el desarrollo de las ciencias y la cultura.

En la búsqueda de una guía segura para definir el objeto de estudio de la sociología, se citará a Alain Touraine, en su idioma original para no distorsionar su pensamiento: “Il faut donc revenir a l’ obsédante question: quel est l’ objet de la sociologie? Réponse: les relation sociales.”[4] La respuesta es certera y esclarecedora: el objeto de estudio de la sociología son las relaciones sociales.

¿Qué son las "relaciones sociales"?

Tal como esta redactada la pregunta se partirá por destacar que son palabras del lenguaje corriente. En ese contexto la expresión "relaciones sociales" designa vínculos familiares y de amistad. No siempre es fácil de separar el lenguaje común de los conceptos de las ciencias sociales. Antes de intentar una definición sociológica, una digresión para mostrar una vez más un ejemplo de: reduccionismo psicologista, defecto muy común en nuestra cultura.

El Diccionario Sopena define “relaciones sociales” como: “Relación de una persona con otra. U.m. en pl.” (Úsase más en plural) Una definición menos sociológica, imposible. No alude expresamente a la permanencia de las relaciones, pero ello es explicable porque nadie denomina relaciones sociales a contactos efímeros; está sobreentendido. No obstante, cabe sospechar que la fórmula de “persona a persona”, pero en singular, se corresponde con el individualismo y el psicologismo que impera en la cultura hispana. De nuevo tenemos un “reduccionismo" bastante primitivo.

Insistiremos; de una realidad multifacética sólo se ven personas individuales y sus sentimientos. Es un mirar unilateral y parcial: un “psicologismo”. Es un defecto antiguo que está muy presente en nuestra herencia social. La definición del diccionario es un ejemplo más de como todo reduccionismo limita la correcta comprensión de la realidad, pues ésta, además de personal, es social. La comprensión de los fenómenos se empobrece al no considerar el aporte de las diferentes disciplinas sociales. La realidad se puede estudiar desde múltiples perspectivas, como la fisiológica, psicológica, sociológica, antropológica social, política, económica, demográfica, histórica y así sucesivamente.

Los asombrosos avances de la genética y la neurofisiología despertará la imaginación biológica. Este despertar representa un desafío para la psicología y para la imaginación sociológica, tan escasa en nuestro medio.

Por otra parte, el término "relaciones sociales" es un concepto cuya formulación clásica se debe a Max Weber, un jurista con trabajos de excelencia en investigación de historia económica. Es considerado también uno de los fundadores de la sociología, según se define en el inciso siguiente.


Definiciones de conceptos de Max Weber: el sentido de la acción

El trabajo de este autor aborda perspectivas macro y micro sociales. En estas últimas, se destacan las palabras: acción y sentido. La sociología para Weber es el estudio de la acción con sentido, con significación. Es el "sentido de la acción" la que establece la diferencia entre las conductas meramente reactivas y las sociales. En consecuencia, Weber considera social una acción cuando tiene sentido y este sentido hace referencia a lo que otro es o hace.

En las investigaciones y estudios sociales se entiende por "unidad de análisis” el elemento básico con el cual el investigador decide trabajar. Es siempre oportuno mantener la mente abierta en cuanto a la naturaleza de las unidades con las cuales se puede investigar en sociología. Los sujetos de la acción, o actores sociales, no siempre tienen que ser individuos humanos. Los actores colectivos e institucionales a veces son más productivos en una investigación.

Como recién se dijo, pueden ser individuos, pero también otro tipo de actores sociales, categorías socioeconómicas, sistemas institucionales, países, regiones, continentes, etcétera. Cuando se usa la técnica de análisis de contenido, sean de documentos escritos, prensa, revistas, visuales o de interacciones, la investigación emplea otro tipo de unidades (palabras, tipos de frases, sonidos, imágenes y otros)

La categoría "actores sociales" con que se trabaja en sociología se refiere a sujetos individuales o colectivos. A personas naturales o jurídicas, que pueden actuar en un medio que esté cerca del sujeto, como es el caso de la familia, las empresas, los sindicatos, la escuela, el ejército, las cárceles, los tribunales o la iglesia. También en procesos de carácter nacional, como elecciones, difusión de la drogadicción, campañas de sanidad. Cada día más los actores sociales lo son en procesos de dimensiones continentales, como la globalización de los mercados, de la información, industrialización, urbanización y procesos semejantes.

En Weber, la unidad de análisis de los estudios sociológicos no son individuos, propone una unidad menor: los “actos sociales”. Por nuestra parte diremos que "acto" es una palabra del lenguaje corriente, se define simplemente como un segmento mínimo de conducta que se puede discernir u observar.
En consecuencia, juntando ambos términos “acto social” puede definirse así: un mínimo
de conducta discernible cuyo sentido hace referencia a lo que otros son o hacen.


A su vez, según esta conceptualización, las interacciones sociales son actos sociales mutuamente referidos. Como concepto de las ciencias sociales, las relaciones sociales se definen como interacciones sociales que tienen permanencia, pues están sujetas a normas sociales.

Parsons, un autor que sigue a Weber, agrega que la acción social sigue un sistema de orientaciones determinado normativamente. Vale decir, que para Parsons una acción es social cuando incluye por lo menos una norma que permita relacionar los fines con las situaciones. No parece difícil cumplir esa exigencia, por ejemplo, un saludo que se ejecuta de acuerdo a las normas de la cultura imperante en ese contexto.

En su desarrollo teórico posterior, sin embargo, Parsons se aleja del concepto de “acto” como la unidad de análisis y propone otra. “Para la mayoría de los fines de un análisis de los sistemas sociales propicia usar una unidad de orden más alto que el acto, a saber, el estatus-rol”. Se comentará que este cambio da origen a un análisis diferente, pero que permanece en un nivel micro social, puesto que los roles los desempeñan individuos. Nos parece una limitación no dar cuenta de los aspectos macro sociales.

Una característica general de las definiciones mencionadas en esta sección, es no considerar suficientemente la dimensión macro social, su inestabilidad y cambio. Por su importancia, y para eliminar cualquier sesgo reduccionista, se redactó un artículo especial. (Véase: Estatus y roles ¿palabras del lenguaje corriente o conceptos científicos?)

En resumen, citando autores importantes, en este apunte se propone que la sociología estudia las relaciones sociales. Éstas son entendidas como modos de conductas reiterativas, pues están sujetas a normas sociales (formales e informales). Según Weber son conductas con intencionalidad y significado para los actores sociales. No está de más destacar que el significado de la acción es propio de cada sistema social. Vale decir, donde la acción ocurre. Un significado no es igual en todos los sistemas en que estos individuos pueden ser actores. (El significado de ser padre solamente tiene imperio y puede ser vinculante en una familia, y el de juez, en un tribunal), en otros escenarios estas mismas personas desempeñan roles distintos y su conducta tiene significados diferentes. Para ganar en claridad, en la redacción de este apunte se ha corrido el riesgo de haber simplificado en exceso.

Por último, una reiteración de los desafíos que vienen. En la vida cotidiana no siempre es fácil darse cuenta que la mayoría de los procesos sociales que más nos afectan hoy en día, sean éstos macro o microsociales, exceden las fronteras nacionales. Se espera que la globalización del comercio y las comunicaciones, y procesos similares, a corto plazo constituya este mundo en una aldea global, según lo anticipado por el filósofo canadiense Marshall McLuhan.

Las últimas seis décadas tal vez hayan sido el período de cambios más dramáticos de la historia humana, procesos que parecen acelerarse en este siglo XXI. Los resultados de las ciencias y la tecnología han producido transformaciones profundas en la política, en las perspectivas culturales y en el conocimiento (en sus paradigmas o en sus modelos culturales o en sus modos de conocimientos, para emplear términos de autores conocidos). En nuestro tiempo la biología está cambiando la historia. Desde el año 2004 científicos surcoreanos clonan embriones humanos y aíslan sus células madre. Japoneses presentan el primer mamífero nacido por partenogénesis: la rata Kaguya, creada con genes de dos hembras, sin un macho. Se observa un conjunto de sucesos que superan o ponen en duda el aporte de los fundadores de las disciplinas y, se espera, el surgimiento de nuevas explicaciones teóricas y de investigaciones, que tal vez significarán un cambio de magnitud de las actuales perspectivas.



Una propuesta de clasificación de los procesos sociales:
dos dimensiones claves

Como ya se dijo, una sociedad puede concebirse como una jerarquía de sistemas. Un sistema que, a su vez, está compuesta de otros sistemas de menos inclusivos. Vale decir, un sistema recursivo organizado como las capas de una cebolla, desde los sistemas y procesos más inclusivos de carácter continental, como la modernización y la globalización, hasta los sistemas más próximos e informales como la familia, los grupos de juegos o de estudio en la escuela.

Ahora bien, para que nos ayude a comprender la enorme complejidad e inestabilidad de los sistemas sociales, se propone construir una clasificación que separe y destaque dimensiones relevantes.

Conviene tener siempre presente que las clasificaciones son instrumentos intelectuales débiles. Se justifican solamente cuando cumplen objetivos precisos. En el caso presente se busca disponer de criterios que permitan evaluar los estudios sociales y documentos semejantes, como los Programas de estas asignatguras. Situar los procesos sociales y ver cuanto análisis nos falta. Por la complejidad de los procesos sociales, pocas veces los estudios pueden abarcar las cuatro perspectivas que aquí se muestran. Sin embargo, no siempre se los puede calificar de limitados, parciales o unilaterales. En vista de la complejidad de lo social, habrá que evaluar caso a caso.


Dimensión macro y micro social

El sociólogo francés Georges Gurvich distingue tres planos en el estudio de los fenómenos sociales: primero, la macrosociología de las sociedades globales, por ejemplo, la civilización occidental o un país; segundo, el plano de las agrupaciones parciales, como la familia y, por último, el plano micro sociológico de los diferentes modos de vinculación social, o sociabilidad. Ver: GUY ROCHER, "Introducción a la sociología general", Editorial Herder, Barcelona, 1976.
p. 11.
En este artículo se propone una forma algo más simplificada, como lo hacen la mayoría de los sociólogos franceses, dividir los procesos sociales en macrosociales, si se considera conjuntos mayores, como países o continentes, o microsociales, si se estudia unidades reducidas de observación, como una escuela, un grupo de trabajo o una pandilla de adolescentes. Esta manera de especificar podría constituirse en uno de los criterios de clasificación que buscamos.

Autores orientados macro socialmente conciben que el trabajo en sociología consista en estudiar como un plano de la sociedad influye en otro. Por ejemplo, cómo la educación afecta los procesos productivos, cómo el estado influye en la salud, la justicia y la educación o cómo el comercio y sus interese influye en las labores legislativas.



Dimensión sincrónica y diacrónica

No sólo el tamaño es importante, los procesos sociales ocurren en un tiempo y lugar. Lo anterior equivale a decir que son históricos y que están influidos por la cultura dominante. Interesa proponer conceptos que liguen el dinamismo social al tiempo y al espacio. Cada día, más el cambio está presente. Ferdinand de Saussure, lingüista suizo, establece una distinción fundamental entre los métodos que llama sincrónico y los que llama diacrónico.[5]

En los primeros mencionados, enfoques sincrónicos (sin cronos), Saussure designa estudios analíticos o descriptivos. En este tipo de análisis no se considera el factor temporal, el interés se centra en la relación entre fenómenos coexistentes, sin estudiar la dimensión tiempo. Por ejemplo, la estructura sistemática del lenguaje. Por ejemplo, el presente Apunte se interesa por aclarar conceptos para entender el funcionamiento de la sociedad y sus instituciones; por lo tanto, será clasificado como un análisis sincrónico, a pesar de su recurrente interés por la historia de estos conceptos. En cambio, los enfoques diacrónicos son históricos, pues el objeto de estudio es la relación entre lo que precede y lo que sigue al fenómeno que se examina: Estudia como los procesos cambian en el tiempo.

En suma, tratar de ver como funciona la sociedad y sus instituciones es bastante distinto que estudiar como cambia. Al hacer la distinción entre enfoques sincrónicos y diacrónicos, nos parece que hemos encontrado un segundo criterio significativo para la clasificación que se busca.

Ahora bien, combinando los dos criterios recién expuestos se obtiene un cuadro de doble entrada en el cual sus cuatro celdas nos permiten clasificar los contenidos del estudio o programa social que nos interesa evaluar. Es un instrumento simple, con ventajas y desventajas como todo sistema clasificatorio. (Ver cuadro en página siguiente).

Un cuadro así puede tener múltiples usos. Un alumno que prepare una disertación puede cuidar de incluir una mezcla adecuada de los cuatro tipos de enfoques. Lo mismo puede hacer un profesor con su clase. Si se clasifican teorías sociales, se obliga a pensar cual de los cuatro enfoques es preponderante en ellas, las perspectivas con que trabajan los grandes autores, los tipos de normas sociales y de control social. En un plano más inmediato, los proyectos de investigación, memorias, los programas de asignaturas y así sucesivamente.

Por último, tal vez haya que insistir en que la distinción entre niveles tiene una utilidad puramente analítica. Una cosa es la realidad y otra muy distinta los enfoques y conceptos que usamos para entender esa realidad. Es así como cualquier asunto o tema, como la cultura por ejemplo, puede ser estudiado desde las cuatro perspectivas propuestas en esta sección, según cuáles sean los objetivos previamente definidos.






ENFOQUES


Macro social

Microsocial

Diacrónico


I


II


Sincrónico



III


IV



Como se insistirá en el apunte que sigue a propósito de Talcott Parsons, tanto el autor recién aludido como Gurvich y Saussure, hombres de la modernidad, presentaron sus ideas como proposiciones teóricas. Ahora, aquí como personas influidas por las posmodernidad, se combinan y convierten en una simple metodología evaluativa.



Con las limitaciones de toda clasificación, la combinación de criterios propuesta en esta
parte, parece ser un instrumento que, en el momento de planificar o evaluar, puede ayudar.


Un caso

Hasta fecha reciente, enfoques individuales bien apoyados por la psicología parecía ser todo lo que se necesitaba. Como se vive en este nuevo siglo hace oportuna la presentación de una idea como la que se incluye a continuación. Cada día más los procesos sociales cotidianos tienen un carácter mundial. Consecuentemente, habrá que darle mucha más consideración a los estudios diacrónicos de procesos macro sociales.

Las fuertes interrelaciones y el carácter global que actualmente tienen los procesos sociales pueden quedar bien ilustrado con un ejemplo, aunque ya haya sido citado antes, es esclarecedor. Hace un par de años se difundió en los kioscos de diarios, y también en nuestra Universidad, la costumbre de vender cigarrillos sueltos. Con ideas localistas que uno tiene en la cabeza, pensamos en una treta que se lo ocurrió a algún comerciante ingenioso y fue rápidamente copiada. En realidad correspondió a una estrategia de mercadeo planeada en las oficinas de marketing en Londres por las grandes compañías tabacaleras mundiales. Éstas, que están viendo mermar su negocio en los sectores más pudientes y educados, idearon esta campaña para incorporar al mercado a los sectores pobres de África, India y el Oriente, que no pueden comprar cajetillas, pero sí unos pocos cigarrillos. Juntos constituyen un poder de compra considerable. De paso, nos incluimos nosotros. Esta revelación destaca la importancia de los procesos macrosociales de difusión cultural.


En términos de la importancia de la historia, del diacronismo inherente a lo social, nos hacemos parte de la idea de C. W. Mills. Este autor piensa que ningún trabajo sobre aspectos sociales ha terminado su jornada intelectual si no aclara la relación de los sujetos con el contexto más amplio de la sociedad y su historia.



Se desprende una importante conclusión conexa: puede ser un buen hábito intelectual, en todo trabajo sobre aspectos sociales, jurídicos y educacionales, construir un contexto histórico y uno teórico, propuesta que conviene tener siempre presente.




Miércoles, 04 de octubre de 2006

[1] TALCOTT PARSONS, "Ensayos en teoría sociológica", Ed. Paidos, B. Aires, 1945. p. 109.
[2] FRANCIS FUKUYAMA, "El fin de la historia y el último hombre", E. Planeta, Barcelona, 1992.
[3] ILYA PRIGOGINE: "Entre el tiempo y la eternidad"
[4] ALAIN TOURAINE, "Pour la sociologie", Éditions du Paris, 1974, p. 30I.
[5] FERDINAND DE SAUSSURE, "Curso de lingüística general", Editorial Losada, Buenos Aires, 1945.